Quiero enseñarte, pero tú no quieres aprender
Las situaciones que se presentan a continuación son producto de la imaginación de una directora. Hago la aclaración que son situaciones que “nunca”, se han visto o vivido en ningún salón o ningún docente ha tenido “encuentros cercanos del tercer tipo” como estos. Son resultado de mi capacidad de escritora creativa. Por aquello de no identificar a nadie, usamos los términos o vocablos: “Miss/Míster, Papá/Mamá/Encargado legal/Director(a)/Secretaria de Educación/Gobernador/Políticos, et al. Cualquier parecido, es pura coincidencia.
Había una vez, en un salón de clases en una escuela pública de “Neveland” (el País de “Nunca jamás” de Peter Pan), en la que entre PBL, Blueprints, MECPA, Pruebas META-PR, Twitter y otras cosas, se presentaban una (o todas) de estas situaciones. ¡Veamos!
Entonces, siguiendo con casos hipotéticos, están los padres de estos “personajes imaginarios” y puedo, también, imaginarme las siguientes preguntas, justificaciones, excusas o argumentos:
Puedo seguir, pero son ideas “hipotéticas” producto de mi imaginación. Y haré referencia de ellas más adelante. No las olvide. (De hecho, no creo que se las tenga que recordar, estoy segura de que me quedé “corta” de imaginación)
¡Y llegó la Reforma Educativa con bombos y platillos! Llegó el “Jueves Santo” entre lágrimas, bravos y valientes, cierres de escuelas y otras incidencias diarias. “¡Habemus Educationem Emendiacionem!” (Por si acaso, escribí en latín “Tenemos Reforma Educativa”. En mandarín se traduce como: Ley 85-2018.)
El problema más grave que tienen los sistemas educativos en gran parte del mundo (no es solo de los boricuas) es que la educación no es tomada en serio o respetada. Se habla mucho en los discursos políticos (muy bonitos por cierto con mucha “verborrea”), de lo importante que es la educación de un pueblo y de que todo lo que se hace o se “reforma” es pensando siempre en nuestros niños. “Nuestros niños primero” o #todoporlosniños. Pero la realidad es que es de la “boca pa’ fuera”. Se dice mucho y hemos escuchado lo siguientes estribillos que ya nos sabemos de memoria: “La educación de un pueblo es la riqueza que podemos dejarle a nuestros hijos” (Así piensa la Junta de Supervisión Fiscal), “La educación es la llave que te abre todas las puertas”, “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, (esta que viene ahora es de la Secretaria de Educación): “Toda la Reforma esta enfocada en proveerles mejores oportunidades” (No me van a creer, pero lloré cuando transcribí esto). Son frases hermosas llenas de motivación que yo hasta suelo usar. Pero, hemos prostituido la palabra “educación” convirtiéndola en sinónimo de “instrucción”. Y fíjense, debo escribir “instrucción” y no educación, pero bueno, hacemos referencia a lo que por norma lingüística ya relacionamos con la analogía: maestro es a estudiante…
"Educar" es desarrollar y formar las facultades intelectuales, morales y afectivas de una persona de acuerdo con la cultura y las normas de convivencia de la sociedad a la que pertenece. Esto se comienza o se inicia en el hogar. Por lo general relacionamos el hogar con vivienda o casa que llamamos “familia”. Sabemos que hay varios tipos de familia como, por ejemplo: familia nuclear, extensa, monoparental, etc. Por otro lado, "Instruir" es proporcionar, habilidades, ideas o experiencias a una persona para darle unos determinados conocimientos y eso se desarrolla en centro de aprendizaje. A estos centros de aprendizaje se les llaman escuelas, academias, colegios, institutos, liceos y/o universidades. Por lo tanto, en el hogar se educa y en la escuela se instruye.
A través de los años, al sistema educativo de Puerto Rico se le designó como: “Departamento de Instrucción Pública”. Eso fue hasta el año 1990, bajo el Secretario de Educación, José Lema Moya (1989-1991). Entre sus logros más significativos se encuentra el haber contribuido a lograr la aprobación de la Ley 68 del 28 de agosto de 1990, mejor conocida como Ley Orgánica del Departamento de Educación de Puerto Rico. Esta ley redenominó al Departamento de Instrucción como Departamento de Educación. Según se lee en el artículo 1.03 que dice que “Se redenomina el Departamento de Instrucción Pública como el "Departamento de Educación del Estado Libre Asociado". Esto porque se quería cambiar la visión del que ser humano no era un ente solo de conocimientos, sino que era un ser humano con muchas capacidades y habilidades y la escuela ayudaba a desarrollar no solo lo cognoscitivo, sino lo social, emocional, físico, artístico, etc. Eso lo recuerdo muy bien porque era estudiante prepa en “La Católica” (no, no bailé “la pelúa”) y vino la discusión del tema en todas las clases del Colegio de Educación. El problema aquí es que se les olvidó que la escuela “iba a ayudar a desarrollar eso”, no a enseñarlo.
Con esto también vienen otras cosas que llegaron de personas que creyeron que había que “hacer estudios pedagógicos” para señalar lo que según ellos, estaba fallando. Un chorro de sicólogos muertos que hablaban de niveles de pensamiento y todas esas cosas que escriben en un papel los educadores. Empezó todo el mundo a opinar, a hacer estudios, publicaciones, entrevistas, entre otras cosas mediáticas. ¡Todo por la “mejorar” la educación!
Yo entiendo que hay espacio para mejorar. Entiendo que ha habido una brecha o un hoyo negro por donde se ha ido todo lo que verdaderamente tiene que ver con la calidad educativa y el tipo de estudiantes que está saliendo de las escuelas. Los que se supone que saben, no saben nada de lo que está pasando.
Pero antes de seguir, quiero dejar par de cosas claras. Primero, en todas las profesiones hay de todo tipo de personas: malos, mediocres, regulares, buenos y excelentes. Lamentablemente hay docentes (muy pocos) a los que enseñar no es algo para lo que nacieron. Pero eso no debe ser la razón para decir que los maestros no sirven y que la educación pública en Puerto Rico es mala. Por culpa de unos pocos “pagamos todos” y no es justo. En los colegios privados también hay malos y eso no se dice (y yo estudié en un colegio toda mi vida y lo puedo asegurar). Segundo, reconozco que hay problemas de aprendizaje en estudiantes y el programa de Educación Especial viene a que se garantice una educación inclusiva sin discrimen. Que hay verdaderas limitaciones físicas y/o mentales que afectan que el aprendizaje se lleve de la manera o forma regular y hay que dar oportunidades a estudiantes y personas sin importar esas limitaciones. Es un derecho y hay que respetarlo y garantizarlo. Tercero, hay padres muy responsables que apoyan la gestión que se hace en la escuela y dan seguimiento del aprendizaje de sus hijos en el hogar. De igual forma, son padres que son un ejemplo para sus hijos. Cuarto, las escuelas tienen que cambiar y adoptar nuevas estrategias. No es la misma generación de hace 20 años y hubo métodos que funcionaban antes y ahora no, por lo que entiendo que hay cambios necesarios.
Dicho eso, continuamos sin pausas comerciales...
Primero, en el 1990, cometieron ese error de cambiar el nombre de “instrucción” a “educación”. Mezclaron la “gimnasia con la magnesia”. No es lo mismo “instruir” que “educar”. Suena bonito que se diga que un ser humano no es todo libros y escritura; no todos son números y fórmulas; no todos son fechas y acontecimientos. Estoy de acuerdo que hay desarrollar otras capacidades físicas en el deporte, en las bellas artes, en programas vocacionales ocupacionales que no requieren de todo lo anterior y que de verdad que son cosas para los que muchos no son “hábiles”. Sin embargo, que me digan los maestros de esas materias, cómo el mismo Departamento de Educación le ha dado “de codo”. El nombre de la agencia se tenía que quedar igual y simplemente se debió establecer como política pública darles importancia a esos programas y respetarlos. En estos días Jay Fonseca habló de que la escuela ha fracasado por la deserción escolar y porque no salen con las destrezas necesarias en referencia a una noticia publicada en el Nuevo Día el pasado 12 de abril de 2018, en el que menciona un aumento en la tasa de deserción escolar en la escuela superior. Jay menciona lo siguiente al final de su “análisis”: “Decir que porque uno o dos, o 200 tienen éxito justifica el sistema, es admitir que aceptamos el fracaso de los otros 300 mil que no llegan a dichas posiciones”. Este “burro con flauta” (lean la fábula “El burro y la flauta” con su moraleja para que entiendan la comparación), menciona posiciones en la NASA, a Cupertino, o al DOD. Queremos un ser humano que sea útil a la sociedad, no necesariamente queremos que todos sean “Premio Nobel de Literatura”. Le recuerdo a Jay Fonseca y a los que piensan como él que a la NASA no entra todo el mundo ni creo que tengan vacantes para todo los terrícolas. ¡Seremos un chorro de fracasados todos los que estamos en la Tierra y no en la Luna brincando! Si es así, TODOS los sistemas educativos del mundo han fallado. ¿Cuántas posiciones de presidente de una nación o de la corte suprema o de reconocimiento mundial hay por país”? Es una “burrada” decir que porque un estudiante no llega a convertirse en el presidente del BPPR el sistema ha fallado o no sirve. La falla es más que “ocupar un puesto de renombre” o ser un “CEO” de cualquier empresa. Por ejemplo, me explican cómo es posible que los requisitos de ingreso para la escuela vocacional sean casi como los de entrar a una escuela tipo CROEM. En mi experiencia con estudiantes que entraron a las escuelas vocacionales, seguían estudios universitarios en programas similares o totalmente diferentes. Sin embargo, ese estudiante que quiere ser mecánico y no interesa seguir estudios universitarios tiene un promedio bajo y no es aceptado. Lo rechazan, se frustra, piensa que no hay otras alternativas hechas para él o no le gusta la escuela y la abandona. Eso, y que algunos padres tampoco apoyan la gestión de la escuela y no fomentan que sus hijos logren al menos terminar la escuela. Aquí, mi querido Jay Fonseca, la culpa la tiene el DE con sus maravillosos cambios y la poca motivación de los padres. Yo aprendí con mi profesora Braulia Ríos en la PUCPR, que el fin de la educación era formar un ciudadano útil a la sociedad en la que sirve. No si era estudiante de Havard o un Juez de la Corte Suprema. Eso sería fabuloso y aplaudo al que lo logre. Pero la realidad, es que el puesto no determina que seas buena persona o mejor que una que no tiene un título universitario. Solo me dice que sobresaliste en algo y estás por encima de otros en la misma categoría. Y hoy día eso lo pongo en duda, porque los “favores políticos” están a “dos por chavo” y sin UVU. Prefiero un buen mecánico honrado que un juez que certifique votos encamados de forma fraudulenta y lo gestione por su Whatsapp. Esos tienen mucha “instrucción”, pero poca “educación”.
El error más grande de todos los líderes o “estudiosos” que señalan que el sistema educativo no sirve es dar TODA la responsabilidad a la escuela; a los maestros. Repito, no es lo mismo educar que instruir. Si en el 1990 cambiaron el nombre de “instrucción” a “educación”, debieron establecer qué era lo que se iba a educar. Un maestro no enseña valores. Eso se enseña en el hogar. Si leemos los casos que presento al principio de este escrito, podemos ver ejemplos que se viven realmente en la sala de clases y sé que los hay peores. ¡Ojalá hubieran sido producto de mi imaginación o creatividad! A muchos padres le tiene sin cuidado si su hijo entra a la escuela o se va por ahí. Les molesta más que no haya clase, porque les fastidia ese menor en la casa. Tienen a la escuela como un “Day Care”. Dijo el ex presidente de Uruguay José Mujica: “Si el hogar fracasa, no le pidamos al docente que arregle los agujeros que hay en él, hay docencia y formación en cada madre que se preocupa por la suerte y formación de sus hijos, dónde están y dónde no están... y esto tiene tanta importancia como la docencia, porque es el ejemplo formador”. También dijo: “En la casa se aprende a: saludar, dar las gracias, ser limpio, ser honesto, ser puntual, ser correcto, hablar bien, no decir groserías, respetar a los semejantes y a los no tan semejantes, ser solidario, comer con la boca cerrada, no robar, no mentir, cuidar la propiedad y la propiedad ajena, ser organizado. En la escuela se aprende: Matemáticas, lenguaje, ciencias, estudios sociales, inglés, geometría y se refuerzan los valores que los padres y madres han inculcado en sus hijos.” Aquí está el problema que ninguna reforma educativa quiere ver. Si eso no se mejora, las escuelas no lograrán instruir. De nada vale que se cierren escuelas, contraten personal de USA, se traigan embelecos de compañías que se llevan fácil dinero que bien puede a suplir un salón de libros o materiales para los maestros de Bellas Artes o equipos deportivos para las clases de Ed. Física. No importa si el maestro usa los “Blueprints”, o hacen un proyecto de PBL brutal. No importa cuántas estrategias implanten y traigan a las aulas. Los PBL no responsabilizan al estudiante de su aprendizaje, mientras el padre no inculque esa responsabilidad en sus hijos. Esa es la triste realidad. No importa cuántas reformas educativas hagan si no se reforma el hogar primero y, por ende, al estudiante, no vale la pena leyes o políticas públicas.
Todo lo que leo en las páginas de de grupos de maestros en las redes sociales se resume a la siguiente frase que casi grito: “QUIERO ENSEÑARTE, PERO TÚ NO QUIERES APRENDER”. Ya saben cómo me paso repitiendo: ¿cómo se enseña al que no deja enseñar o no quiere aprender? Eso tiene que ver con valores y educación. Se supone que el niño venga a la escuela a aprender, pero no trae libreta, no llega temprano, no hace las asignaciones, reta al maestro y le falta el respeto, hace las Pruebas META (o como quieran llamar a las pruebas estandarizadas) a lo loco y por salir de ellas. Algunos padres (un gran número) quiere que sus hijos vayan a la escuela, pero no fomentan que el estudiante se supere. Se conforman con cualquier cosa o nota. Fomentan la mediocridad. Y no se trata tampoco de que todo el tiempo sea un estudiante de A. Eso es una letra bonita, pero no determina que sea un buen ser humano (ya lo dije antes). EL HOGAR ES DONDE SE “ALIMENTA” EL DESEO POR EL ESTUDIO Y LA SUPERACIÓN. PERO LLEGAN A LA ESCUELA CON “HAMBRE” QUE SACIAN EN LA CALLE, EN EL YOUTUBE, EN LAS MALAS “JUNTILLAS”, ¿Y CÓMO COMPETIMOS CON ESO? ¿SI TAMPOCO TENEMOS APOYO DE LA SECRETARIA O DEL GOBERNADOR O DE LOS POLÍTICOS O DE OTRAS AGENCIAS RELACIONADAS CON PROBLEMAS SOCIALES? Le dije una vez a la Secretaria de Educación que “LAS ESCUELAS SON UN REFLEJO DE LA SOCIEDAD”. Esa frase la digo a todo aquél que responsabiliza el “fracaso” de la escuela. Mario Moreno “Cantinflas” en su película “El profe” dice algo muy importante que vale la pena citar: “Los niños tienen solamente dos fuentes de aprendizaje. Es el hogar y la escuela. Si falla una, la otra no funciona”.
Son muy bonitas las frases “Nuestros niños primeros” o el hashtag #todoporlosniños…Pero también hay que RESPONSABILIZAR al estudiante y eso es obligación del hogar. Si al estudiante no se le fomenta (u obligs en alginos casos) a ser responsable con sus estudios, no creo que logrará ser un ciudadano útil. Sabemos que hay limitaciones físicas o mentales que hacen que el aprendizaje se afecte, tales como PEA (Problemas específicos de aprendizaje (lo irónico es que casi nunca el que evalúa especifica cuál es el problema) o Déficit de atención o Disturbios emocionales como ODD (trastorno oposicional desafiante), hiperactividad (entre otros trastornos conductuales que hacen que el estudiante se comporte de una manera no apropiada) y otros problemas de salud o limitaciones físicas. Yo misma fui la única en tercer grado que me “sacaban” del salón a un “trailer” para tomar refuerzo en la clase de español en algo llamado “Capítulo I” (luego Título I) porque tenía rezago. Eso me motivó a superarme. ¿Quién diría que fui una alumna con rezago en español? Hoy día soy maestra de Español y Directora… No podemos usar de excusa las limitaciones de un estudiante (o de un ser humano) para que no quiera aprender. Decía Jaime Escalante: “Un estudiante se supera a base de lo que se le pida”. ¿Quién fue Jaime Escalante? Fue aquel maestro de matemáticas que motivó la película “Stand & Deliver” por lograr que sus estudiantes (en su mayoría de bajo nivel de pobreza) aprobaran clases de cálculo avanzado y obtuvieran las puntuaciones más altas en las pruebas de cálculo de AP. Como nota curiosa, Escalante vino de Bolivia a Puerto Rico en el año 1964 y tomó cursos de Ciencias y Matemáticas en la Universidad de Puerto Rico antes de irse a California y terminar su preparación. Yo pienso como Jaime Escalante… Es hora de exigirle a los estudiantes más. Exigirle que hagan las cosas bien y no por salir de la clase o cumplir. Si les exigimos no estamos violando sus derechos. Estamos haciendo que tomen conciencia que aprender es su deber y que la educación, o, mejor dicho, la instrucción es un derecho que afortunadamente tienen. Así lo establece la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico en su Carta de Derechos, Artículo II, Sección 5: “Toda persona tiene derecho a una educación que propenda al pleno desarrollo de su personalidad y al fortalecimiento del respeto de los derechos del hombre y de las libertades fundamentales. Habrá un sistema de instrucción pública el cual será libre y enteramente no sectario. La enseñanza será gratuita en la escuela primaria y secundaria y, hasta donde las facilidades del Estado lo permitan…” Tuve dos estudiantes provenientes de República Dominicana que me decían que muchos boricuas no sabían lo afortunados que eran. Que al menos, en su sector, la única escuela que había no tenía ni lozas y su piso era en tierra y un "salón" en madera. Que su horario de clases era a las 5:00 pm porque al ser la única escuela y muchos estudiantes, ese era el horario que les tocaba. Es un privilegio en nuestro país la educación. Y hay tantas facilidades y ayudas, que es una pena que no se aprovechen como debe ser. Eso me recuerda a nuestro maestro Rafael Cordero. Muchos de sus pupilos fueron hoy próceres puertorriqueños como José Julián Acosta, Román Baldorioty de Castro, Alejandro Tapia y Rivera, Manuel Elzaburu y Vizcarrondo, entre otros. ¿Qué tiene que ver con lo que acabo de escribir sobre el maestro Rafael y de la mayoría de estos barbudos ilustres? Pues que aprendieron mucho, porque tenían el interés y el afán de superarse. Y eso lo hicieron sin “Tablet”, sin Facebook, sin internet, sin excusas. No tuvieron ese privilegio de recibir una educación en un colegio como otros de su tiempo, pero surge el maestro Rafael y aprovechan para recibir esa educación y formación. (Les dejo de asignación que busquen más información de nuestro maestro Rafael Cordero.)
Otra cosa que injustamente dice la sociedad y he leído por ahí es que muchos cambian a sus hijos a colegios porque, entre otras cosas, ahí sí se reta a los estudiantes o la educación es mejor porque si falta un maestro el nene no se sale a la calle o no se suspenden las clases. Entonces, la escuela reta y ¿qué pasa o se escucha? Algunos padres alegan que le están pidiendo a sus hijos hacer cosas que ellos no sabe hacer. ¡Caramba! Se le pide para eso mismo, para que aprendan. Hay que dejar la zona de comodidad. En cuanto a que los maestros faltan, pues no es en todas las escuelas esa dinámica, por lo que no se puede generalizar. También, decimos que los maestros faltan sin saber que están “ausentes” de la escuela, pero presentes obligatoriamente en talleres de “Desarrollando carácter” o “PBIS” en los que solicitaban a 6 maestros como mínimo, por 4 días. Y sobre suspender clases, a veces el mismo Departamento nos obliga a hacer horarios para reuniones o talleres. Yo estudié desde kínder a 12mo en el Colegio La Milagrosa en Ponce. Tuve buenos maestros, pero otros...no puedo decir que eran maestros. Esos me decían que no perdiera mi tiempo e inteligencia en ser maestra. Que no valía la pena. ¡Que el Señor se apiade de su alma!
Si no responsabilizamos al hogar y al mismo estudiante, pueden venir 20,000 reformas. Se pueden cerrar escuelas para “supuestamente” lograr una “educación de excelencia” para poner todos los recursos a los estudiantes. No importa cuántas escuelas cierren y cuán equipadas estén con lo último en la tecnología. Tampoco es importante cuántos talleres de inteligencias múltiples o enseñanza diferenciada tome el maestro o cuantos proyectos de “Desarrollando carácter” se den en las escuelas. Si los padres no educan en su hogar, no podemos instruir. De qué vale que un maestro tome talleres de modificación de conducta para trabajar con estudiantes que vengan “poseídos”, si en la casa no le enseñan a modificar esas conductas no apropiadas como no ser responsable con sus tares, no estudiar, llegar tarde, cortar clase, no entregar los trabajos a tiempo, no sacar la libreta, no seguir instrucciones, ni obedecer. SI EL ESTUDIANTE NO QUIERE APRENDER, NO PODEMOS ENSEÑAR. Sería bueno hacer un hashtag que diga: #quelosniñostambiénquieranaprender. Hay que empezar por “reformar al estudiante desde el hogar” para que la escuela cumpla con su deber de enseñar. Si eso se hace, entonces lograremos la verdadera "REFORMA EDUCATIVA".
Por: Linette D. Anadón Vázquez
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